Es muy común creer que los medios masivos de entretenimiento viven en constante crisis gracias a los fuertes compromisos comerciales con los que sus obras deben de cumplir, los cuales, terminan afectando de maneras muy importantes la visión del autor, si es que en un inicio la hay. Si bien lo anterior aplica para la mayoría de los casos, sobre todo cuando uno habla de una industria del tamaña de Hollywood, también hay que recalcar que de vez en cuando, vemos a uno o dos cineastas que demuestran que el éxito en taquilla no tiene que ir ligado precisamente con cine prefabricado de dudosa calidad. Ejemplo de lo anterior es lo que Christopher Nolan ha logrado durante los últimos años, incluso demostrando que se pueden hacer buenas películas de súper héroes con lo que fue The Dark Knight Trilogy. Este año el director británico regresa con una nueva y muy fresca propuesta que como era de esperarse, cumple con creces todo lo que los fanáticos de su trabajo estábamos esperando.