La historia de Jonathan Peniket puede ser la de cualquier adolescente. Cómo, de la noche a la mañana, se engancha a los micropagos presentes en muchos de los videojuegos del sector. Llegó a gastarse los ahorros para su acceso a la universidad por su deseo de mejorar su rendimiento en pantalla. Es una de las prácticas más cuestionadas del sector en los últimos años pero más rentables del momento.

[Contenidos de pago, el botín de la industria]

Uno de los títulos que más ha apostado por ello ha sido la serie de fútbol Fifa, que desde hace varios años (2009) incluye un modo de juego llamado Ultimate Team. Este apartado es gratuito. El objetivo es construir un equipo competitivo con grandes figuras internacionales del momento y del pasado. Pero, aunque no es obligatorio, se puede pagar con dinero real para optar a mejores futbolistas.

Es un modo muy popular que juega con la aleatoriedad. Por medio de sobres, cuyo resultado desconoce el usuario, van apareciendo artículos virtuales y jugadores. Pero muchos aficionados deciden invertir un poco de dinero en atajar el camino y lograr aderezar sus plantillas con nombres más relevantes. En declaraciones a «BBC», Peniket, de 17 años, había ahorrado casi 3.000 libras (3.350 euros) para sus gastos universitarios. Y los perdió.

Cuando su madre -relata en la entrevista a la cadena británica- fue diagnosticada con cáncer, su gasto en micropagos se convirtió en una «adicción que no podía controlar». El Comité de Juego del Parlamento Británico …