Probablemente has oído hablar del 'Zoom bombing', la práctica de irrumpir en videollamadas ajenas, normalmente con el objetivo de escandalizar a los participantes de la misma. Pero posiblemente no hayas oído hablar del 'Zoom snooping', pese a que sus consecuencias para los usuarios de Zoom (y otras aplicaciones similares) pueden ser muchos peores.
El 'zoom snooping' consiste en utilizar las imágenes de un participante en una videollamada para extraer información personal del mismo, incluso sus contraseñas. Pero ¿cómo es eso? ¿Quizá es porque la gente deja post-its con datos sensibles a la vista mientras está delante de la webcam?
Parece ciencia-ficción
Lo cierto es que no, porque el 'zoom snooping' es algo bastante más complejo y sutil: se vigilan y analizan los movimientos de nuestros hombros mientras escribimos durante las videollamadas, para así poder deducir qué estamos escribiendo. A efectos prácticos, no es muy diferente de ser víctimas de un keylogger.
Sí, esta misma semana se ha publicado un estudio elaborado por la Universidad de Tejas (PDF) demostrando que esto es posible: los investigadores han sido capaces de inferir si los ligerísimos movimientos de nuestros hombros (y brazos) significan que hemos movido las manos hacia arriba, abajo, derecha o izquierda.
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