El valor de la mayor parte de las criptomonedas (con Bitcoin y LUNA a la cabeza) se ha ido reduciendo en los últimos meses, hasta poder hablar literalmente de desplome en las últimas semanas. Sumemos a eso que, al menos en el caso de la más popular de ellas (el Bitcoin), estamos presenciando un constante (y, en este caso sí, previsto) aumento de la dificultad de las labores de minado.
Pero, a pesar a esto, la potencia informática dedicada a minarlas no hace sino crecer: en el último año, el hashrate de Bitcoin ha pasado de 160 millones de TH/s a 223 m.: más del doble… y eso pese a la prohibición del minado en China en junio del año pasado.
Aumento del hashrate en el último año.
Ese aumento del hashrate sólo tiene una explicación posible: los mineros han invertido en más y mejor hardware de minado… eso, y que los mineros chinos han vuelto a la carga y han recuperado el segundo puesto del ranking mundial pese a las prohibiciones de su gobierno, según indica una investigación de la Univ. de Cambridge.
Y todo esto ocurre en un momento en que Bitcoin y Ethereum (cuyo hashrate ha crecido a un ritmo similar) valen menos de la mitad de lo que valía a finales del año pasado. El doble de inversión para lograr el doble de potencia y así obtener potencialmente la mitad de beneficios. ¿Cómo se explica esto?
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