Andrew Cunningham, editor en jefe de la sección de evaluación de productos del New York Times, normalmente tiene muchos consejos que dar sobre los diversos gadgets y dispositivos que aparecen de tanto en tanto en el mercado. Pero ¿qué tal rentar un teléfono inteligente en lugar de comprarlo? He aquí lo que el especialista dice.
En un inicio en la era de los teléfonos inteligentes, lo que uno hacía era comprar uno de esos aparatos. Se podían gastar 600 o 700 dólares o bien se podía, por unos 200 dólares, tener un contrato de dos años y al final del mismo hacerse del teléfono. Los proveedores, los “carriers”, hicieron eso para reducir la dificultad de la gente para hacerse de un nuevo teléfono y entonces en realidad ganaban más con el pago que hacía la gente por el uso del dispositivo que por los dos años contratados. Para ser breves, AT&T o Verizon, o el carrier que quiera nombrar, usted les pertenecía.
La razón de esto es que al final del contrato ya usted había pagado el teléfono. Era un dispositivo “viejo”, de dos años y fácilmente desechable, por lo que usted regresaba a la tienda y hacía un nuevo contrato con un nuevo teléfono y de nuevo se reiniciaba el sistema. Para evitar que la gente cancelara estos contratos, las cuotas por ello eran muy altas y eso inhibía esta posibilidad.
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Pero quizás la idea de usar leasing pudiese funcionar. …