La película live-action de Scooby-Doo de 2002 se ha convertido en un extraño clásico de culto, en parte gracias a las divertidas interpretaciones de los icónicos personajes. Uno de ellos es Vilma, quien James Gunn, director de la cinta previamente mencionada, ha revelado que en realidad era "explícitamente gay" en su guión original, pero los productores no lo permitieron.