Por fin tuve ocasión de ver Unsane (2018), una película medio de misterio medio de terror cuya característica más llamativa es que está grabada completamente con un iPhone 7 Plus. Y no es cosa de un aficionado: el director es Steven Soderbergh (Ocean’s Eleven; Traffic; Sexo, mentiras y cintas de vídeo).
La película tenía un presupuesto de algo más de un millón de dólares, así que tampoco era «por ahorrar». No es la primera vez que se hace esto; Sean Baker (Florida Project) ya lo probó en Tangerine (2015) con resultados más que aceptables.
El resultado es interesante: a todas las luces la calidad general de las imágenes de las películas es más que aceptable, pero para no es comparable con el de las cámaras profesionales. Dos cosas llaman especialmente la atención:
Una escena de Unsane donde todo está más oscuro de lo que veríamos en cualquier otra película, en donde probablemente se apreciarían más detalles
La primera es que las escenas con poca luz son excesivamente oscuras, y siendo una película de «terror misterioso» rodada en una especie de hospital mental eso el escenario habitual. Curiosamente, eso le aporta un poco de «sensación de agobio» que resulta adecuada. Esas escenas poco iluminadas se ven con pocos detalles, más bien cono manchas oscuras.
La otra cuestión es que los planos son bastante repetitivos en pos de aprovechar las «distancias óptimas», algo que no es muy evidente pero que resulta chocante casi de forma subliminal. En las notas de producción …