Cuando apareció Internet, los medios empezaron a hablar de lo que iba a ser la “sociedad del conocimiento”. Gracias a las tecnologías de la información, las brechas culturas se minimizarían, se tendría un panorama más amplio del saber, etcétera. Pero todo esto no pasó y quien afirme esto ahora se expone al ridículo. Hoy lo que tenemos es una sociedad de opiniones.
No es la primera vez que se critica esto. Ya Umberto Eco decía que Internet le había dado voz a una sarta de estúpidos. Las redes sociales le dan derecho a hablar a legiones de idiotas -decía- que eran los que hablaban en los bares y reuniones, pero no incidían estas opiniones en las sociedades. Hoy se sienten con derecho a hablar como si fuesen líderes de opinión. Y como Eco diría: “esta es la invasión de los necios”.
¿Confían los consumidores en las opiniones en línea sobre los productos que quieren comprar?
Bajo la premisa de que todos debemos ser iguales, las redes sociales y prácticamente el todo en Internet, nos permiten estar al tú por tú con cualquiera. Ahora todos tenemos derecho a opinar aunque esto sólo sirva para llenar las redes de opiniones intrascendentes que simplemente contaminan (o esconden) la información importante.
Dice Manuel Gil Antón, del Colegio de México, en una discusión sobre la reforma educativa de México: “Menos parloteo y más silencio para oír a los que saben”. Y esta frase bien podría aplicarse a muchísimos ámbitos. Por ejemplo, hoy en día hay herramientas para publicar cualquier …