Según Shakespeare, una rosa sería una rosa con cualquier otro nombre. ¿Qué tal si tú te llamaras de otro modo?
Nuestro nombre es una parte importante de nuestra identidad como individuos y de la forma en que nos desenvolvemos y relacionamos con el resto del mundo. Si tienes un nombre común o tradicional, probablemente nunca te hayas detenido a pensar en las posibles connotaciones de llevar un nombre "difícil" a todos los sitios a donde vas.
En ocasiones, simplemente llevar nombres que puedan prestarse a juegos de palabras, o que signifiquen algo distinto en otra cultura o no correspondan con exactitud al género asignado puede ser la causa de que la persona lleve consigo una suerte de estigma social. Por ejemplo, el nombre "Jemima", que es usado en el Reino Unido con normalidad, en Estados Unidos tiene la connotación de esclavitud, y acompaña al estereotipo de un personaje denominado "la tía Jemima". Por otra parte, en países latinoamericanos existe el hábito de usar nombres extraños sin preocuparse demasiado por las consecuencias -si no, pregúntenselo a Vick Vapo-rub y Alka Seltzer- al punto que ha sido considerado un problema de orden público, digno de ser legislado al respecto.
El racismo y los nombres
Existen estudios que señalan que las personas afroamericanas con nombres que "suenan negros" enfrentan muchas más dificultades para encontrar empleo que aquellas que tienen un nombre "blanco": los empleadores tienden a preferir a las personas que son "racialmente adaptables", esto es, que no corresponden con los estereotipos de la minoría a la …