Se diría que los paleontólogos le tienen manía al pobre Tyrannosaurus rex. Primero lo cubren de plumas, después ocultan sus poderosos dientes con unos labios de aspecto bastante ridículo, y luego descubren que ni siquiera rugía sino qué más bien gorjeaba como las palomas. ¿Qué es lo siguiente? Pues que la famosa…Read more...