Realizar pruebas para comparar el rendimiento entre diferentes IAs se ha vuelto una actividad cada vez más común. Una de las evaluaciones más recientes fue realizada por Julien Song, quien enfrentó a ChatGPT, de origen estadounidense, contra Le Chat, su contraparte francesa, en una partida de ajedrez que rápidamente se salió de control. El experimento reveló que, sin una supervisión estricta, las inteligencias artificiales pueden hacer trampa sin dudarlo.
Para comenzar, ambas IAs demostraron sus conocimientos en ajedrez. A ChatGPT se le asignaron las piezas blancas y a Le Chat las negras. Ambas ejecutaron una Defensa Siciliana de forma correcta, con movimientos fluidos y estrategias bien definidas, donde se respetaban los parámetros establecidos.
Hasta ese punto, todo parecía en orden. Las dos inteligencias artificiales mostraban un nivel suficiente como para desarrollar aperturas complejas y estrategias precisas. Sin embargo, pronto las cosas tomaron un rumbo inesperado.
El conflicto comenzó cuando Le Chat decidió capturar una pieza rival de forma ilegal, donde movió su alfil como si pudiera teletransportarse. Este movimiento, que sería inmediatamente invalidado en una partida entre humanos, pasó desapercibido.
Lo más sorprendente fue que ChatGPT ignoró completamente la infracción y continuó jugando como si nada hubiera ocurrido. Al parecer, prefirió no "rebajarse al nivel" de su rival, aunque su integridad no duró mucho.
Tras ese primer movimiento ilegal de Le Chat, eventualmente ChatGPT también cedió y comenzó a realizar jugadas que contravenían las reglas básicas del ajedrez.
¿Qué pasa cuando nadie …