Una cepa hospitalaria ha demostrado una habilidad insólita: alimentarse de plásticos médicos esenciales. Lo que parecía ciencia ficción ahora es una amenaza real. Este hallazgo plantea una nueva dimensión en la lucha contra las infecciones nosocomiales. ¿Qué pasaría si los propios materiales diseñados para curar se vuelven aliados de los patógenos?