La peste bubónica llegó a Londres alrededor de 1665 a bordo de un barco algodonero proveniente de Ámsterdam. Su llegada provocó hacinamiento, suciedad, hambre y la proliferación de ratas, lo que resultó en la muerte de más de cien mil personas en el país. Como consecuencia, la Universidad de Cambridge tuvo que cerrar temporalmente.
En este contexto entra en escena Isaac Newton, quien ante la suspensión de clases tuvo que regresar a su hogar familiar en Woolsthorpe Manor. Allí, según diversas versiones, ocurrió el famoso episodio de la manzana que precedió a la formulación de su teoría de la gravedad, y que también abrió la puerta a futuros desarrollos científicos.
A pesar de sus grandes aportaciones científicas, Newton también era considerado una persona "complicada", especialmente tras sufrir una crisis nerviosa en 1693. Además, su etapa como responsable de la Casa de la Moneda de Inglaterra estuvo rodeada de controversias: en ese periodo ocurrieron torturas, ahorcamientos y hasta la ejecución de falsificadores.
Sin embargo, su legado va mucho más allá de la ciencia. Gran parte de sus escritos se centraban en la teología y la alquimia. Como matemático, también se interesó profundamente en el fin del mundo, y realizó diversos análisis y proyecciones sobre el tema.
Newton y el año 2060: ¿el fin o un nuevo comienzo?
El fin del mundo era un tema recurrente en esa época, con intensos debates religiosos. Newton, sin embargo, creía que muchos lo abordaban de forma equivocada.
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