Hoy hacemos un cambio importante en la forma en que nos relacionamos con nuestra comunidad de lectores y los comentarios en nuestros artículos.
He intentado recordar cuándo fue el momento en que los medios digitales, blogs y publicaciones online decidimos que al final de cada nota, artículo o post debería haber un espacio para que los lectores pudieran dejar sus comentarios y llegué al año 2000 cuando Blogger nacía, se popularizaba en pequeños círculos y queríamos tener un funcionamiento similar al de Slashdot, por el impulso que este le puede dar a la comunidad.
Las motivaciones eran idealistas: si cualquier persona puede montar un blog y publicar al mundo, deberíamos darle la misma oportunidad a nuestros lectores. Se teorizó bastante cuando la práctica se popularizó, inclusive era frecuente leer “a veces los comentarios aportan más que la misma nota”. De acuerdo, a veces era el caso. Dejando las teorías académicas a un lado: los comentarios siempre fueron un elemento ambivalente, a veces funcionan como espacio de reunión de la comunidad, pero a veces son un dolor de cabeza tanto para lectores como para las publicaciones.
Hago mención de volver a los inicios del fenómeno del blogging y medios digitales porque quiero entender qué nos llevó a que, dieciséis años más tarde, simplemente dejemos de plantearnos la utilidad o necesidad de los comentarios como espacio para que la comunidad de lectores tenga lugar para expresarse.
Nosotros en Hipertextual llevamos meses replanteándolo. Durante ese ejercicio hemos entendido que muchísimas cosas han cambiado durante esta década y …