La explicación a la irresistible atracción que nos causa la tragedia.
Cuando pensamos en la palabra “turismo” solemos pensar en confort, diversión y algún bello paisaje. Para algunos, las vacaciones son el momento de vivir otro tipo de experiencias. Estas personas lo toman muy literal y eligen pasar sus días libres como si fueran corresponsales de guerra o historiadores, visitando lugares donde ocurrieron terribles tragedias.
Algunos de estos sitios son muy populares entre el turismo internacional, como los campos de exterminio nazis, Pompeya -donde el volcán Vesubio destruyó la ciudad y petrificó a los ciudadanos- o, más recientemente, la Zona Cero en Nueva York, monumento conmemorativo de los ataques terroristas del 9/11.
Otros destinos no son tan fáciles de acceder, pero realmente son atractivos como Corea del Norte o la ciudad de Fukushima. Otros, requieren valor, como el parque temático que simula la experiencia de cruzar la frontera México – Estados Unidos como un inmigrante ilegal.
Este tipo de turismo que busca del dolor y la tragedia ajena es lo se conoce como turismo negro o dark tourism.
Mientras el campo de concentración de Auschwitz rompió récord en 2011 cuando recibió a 1.4 millones de personas, la Zona Cero recibió en sólo cuatro meses un millón de visitantes. ¿De dónde viene esa fascinación por los lugares trágicos?
Uno de los estudiosos sobre el tema es el Doctor Philip Stone, fundador del Instituto de Investigación del Turismo Negro en la Universidad de Lancanshire. De acuerdo con Stone, estar en esos lugares testigos de terribles tragedias nos conecta …