Durante años, Google ha sido "el gigante dormido" de la inteligencia artificial. A pesar de contar con algunos de los avances más influyentes del sector —desde la investigación original de los transformers en que se basa la IA generativa—, la compañía optó por la cautela: sus innovaciones quedaban relegadas al laboratorio, mientras otros tomaban la delantera en la carrera por dominar la IA generativa.
Pero esa época ha terminado. Hoy, Google ha activado su maquinaria a plena potencia y avanza a un ritmo vertiginoso.
De la parálisis al 'código rojo'
El punto de inflexión fue claro: noviembre de 2022, con la irrupción de ChatGPT. La avalancha de usuarios y la fascinación mediática tomaron por sorpresa a Google, que a pesar de contar ya con LaMDA —un modelo conversacional técnicamente avanzado—, no había querido lanzarlo por temor a que afectase a su negocio de búsquedas (y publicidad).
Aquella reacción de contención estratégica terminó costándoles muy caro como marca: cuando por fin Google reaccionó y trató de recuperar terreno, lo hizo con Bard... pero pronto quedó claro que el lanzamiento había sido precipitado y que el producto era decepcionante. El "código rojo" declarado por Sundar Pichai a finales de 2022 supuso un giro radical: toda la empresa empezó a reestructurarse para centrarse en IA.
La era Gemini: músculo técnico, velocidad de crucero
Y desde finales de 2024, el cambio ha sido palpable: el ecosistema de IA de Google no solo se ha diversificado, sino que ha subido varios peldaños en calidad. Con …