Incluso limitando el debate entre transparencia y privacidad a un marco sencillo, sus consecuencias son complicadas. La manera en que las sociedades resuelvan el conflicto entre privacidad de sus individuos y transparencia de sus gobiernos decidirá gran parte de la organización de las sociedades y democracias durante el siglo XXI.
La reciente publicación de los “Papeles de Panamá” ha traído de nuevo al frente el debate de la privacidad frente a la transparencia, un debate hermano al balance entre privacidad y seguridad. Ambos se sitúan en el epicentro por la batalla de los derechos civiles de nuestras décadas. Cómo sean resueltos por nuestras sociedades marcará la situación política y social del siglo XXI.
El debate se puede resumir en las diferencias de consideración entre individuos y los aparatos democráticos que los gobiernan. Mantener el debate en las estructuras del estado liberal moderno y alejarse de autocracias asiáticas permite enfocar mejor aún la situación.
Es de los derechos inherentes, propios o incluso evidentes de los individuos, que emana la democracia que, con variaciones históricas tradicionales, forman los pilares comunes en todos los estados modernos.
Privacidad y el individuo
La mayoría de los países recogen de forma constitucional o por ley el derecho a la privacidad en determinadas situaciones de sus individuos por parte del Estado que los gobierna y de otros individuos. El debate actual da vueltas en torno a la privacidad que las matemáticas y la informática de consumo permiten obtener a casi cualquier ciudadano, capaz de disponer por muy poco dinero de protecciones para …