Todos los iPhone que han existido desde 2007 llevan en su corazón la misma tecnología: la que Apple compró a Wayne Westerman, un estudiante de la Universidad de Delaware que la inventó para aliviar su tendinitis. Y es que, en 2005, Steve Jobs vio en ella justo lo que necesitaban para un proyecto alto secreto.
Dos años después, esa apuesta visionaria se convertiría en el iPhone que cambió el mundo. Estamos hablando de las pantalla múltitácil. Algo que hoy en día damos por hecho en cualquier smartphone, peor que hace veinte años, solo se veía en algunas PDA, cajeros automáticos y dispositivos como el Apple Newton.
El pianista que no podía escribir y en el que se fijó Steve Jobs
Wayne Westerman era pianista y había conseguido una beca antes de llegar a la Universidad de Delaware para hacer su doctorado. En Estados Unidos es muy común despuntar en artes o un deporte para obtener una beca de estudios. Sin embargo, Wayne tenía un problema: sufría tendinitis, algo que le ponía muy dificil usar los teclados tradicionales de ordenador. Cada tecla pulsada era una pequeña tortura. Y para alguien que necesitaba pasar horas frente al ordenador desarrollando su tesis doctoral, esto se había convertido en un obstáculo insalvable.
Fue entonces cuando tuvo una revelación que cambiaría el mundo: "Siempre había sentido que tocar el piano era mucho más elegante y expresivo que usar un teclado de ordenador", dijo más adelante, durante la …