Existen muchos estudios acerca de los beneficios de la meditación y el mindfulness, como mejorar la concentración y como aliado en tratamientos de ansiedad y depresión. Sin embargo, hay otro aspecto menos conocido y explorado. Diversas investigaciones y testimonios de usuarios han evidenciado que, en determinadas condiciones, pueden desencadenar efectos adversos y agravar problemas como la ansiedad o la depresión.
En occidente, la práctica de mindfulness o "atención plena" suele presentarse como una solución “universal”. Un estudio de 2018 publicado en Springer Nature Link reveló que solo el 22% de los ensayos controlados aleatorios incluyeron la evaluación de efectos adversos. Esto pone en evidencia la necesidad de profundizar en los riesgos de la práctica en solitario y en personas vulnerables.
El "lado oscuro" de la meditación
En un artículo para Psychology Today, Robert T. Muller, de la Universidad de York en Toronto, cuenta el caso de Luis, participante de un programa de ocho semanas en el Hospital Clínic de Barcelona. Mientras que en sesiones grupales era capaz de sobrellevar la práctica, al meditar solo su ansiedad empeoraba. Esto demostró que la experiencia de la meditación puede variar notablemente según el entorno del sujeto.
Una investigación liderada por Willoughby B. Britton, de la Universidad de Brown, encontró que hasta el 58% de los practicantes han experimentado al menos un efecto negativo, entre los que destacan ansiedad, distorsión en la percepción del tiempo y reexperimentación traumática. Por desgracias, estos problemas aún no son lo …