Entre 2016 y 2021, Apple invirtió 275.000 millones de dólares en China. Esto equivale al triple del gasto anual del Plan Marshall, el programa político-económico con el cual Estados Unidos se blindó como co-administradores de una Europa devastada por la II Guerra Mundial. La comparación es necesaria: durante estos años, Apple ha capacitado profesionalmente a unos 28 millones de personas en China, una cifra que supera la fuerza laboral total de California.
Ahora China vuela libre, focaliza su fuerza laboral en su propio producto y planta cara a una guerra arancelaria donde no piensa dar su brazo a torcer. Apple ha sido, en parte involuntariamente, el agente que ha fomentado este cambio histórico. Como dicen en The Times, la Apple de hoy no es que dependa de las ventajas que encontró en China: depende de las ventajas que desarrolló allí.
Este es el núcleo de una tesis formulada por Patrick McGee, periodista y responsable de cubrir la actualidad de Apple en China desde el medio Financial Times. Acaba de estrenar libro, 'Apple in China', y contiene 400 páginas atiborradas de datos esenciales para entender qué narices está pasando en el mundo actual.
La paradoja fundacional
¿Qué lleva a una empresa a invertir el equivalente al PIB de Finlandia en un socio relativamente desconocido? Durante más de dos décadas, Apple ha perfeccionado un ecosistema de producción dependiente de China. Lo que se desconocía es que fue la propia Apple quien ayudó a construirlo …