El infarto es una de las patologías que más muertes causan al año. Para mitigar sus consecuencias, la terapia celular ofrece grandes promesas, aunque todavía queda mucho por recorrer.
Los problemas cardiovasculares constituyen una de las mayores amenazas para la salud mundial, tal y como muestran los datos de la Organización Mundial de la Salud. En 2012, por ejemplo, murieron diecisiete millones y medio de personas por culpa de un infarto. Es decir, el 31% de todas las muertes registradas a nivel mundial. Sin duda, esta es una de las mayores epidemias modernas a la que nos enfrentamos. Y para poder combatirla, además de educación, hace falta artillería pesada. Armas como las que proporcionan, por ejemplo, la cirugía o la más novedosa terapia celular. ¿Qué puede hacer esta última para ayudarnos? Todavía queda mucho por hacer, pero este tratamiento está cada día más cerca de ser una realidad clínica.
Cuando se rompe un corazón
Existen muchas razones por las que se puede sufrir un infarto. La gran mayoría de ellas están relacionadas con el sedentarismo, la mala alimentación y el consumo de diversas sustancias (como el tabaco). De pronto, lo que es una afección cardiovascular crea una crisis y el corazón sufre un infarto. Aunque no tenga consecuencias fatales, al pararse el corazón padece una serie de lesiones. Las células mueren y han de ser sustituidas. Pero son células muy especializadas y no es nada fácil reponer este tejido. De hecho, a lo largo de nuestra vida solo renovamos un 45% de todas …