De imágenes sorprendentes con el telescopio James Webb hasta el lanzamiento del satélite antiasteroides DART, la tecnología espacial ha dado un brinco gigantesco para explorar, reconocer y, mejor aún, acercanos a capitalizar lo que hay más allá del cielo estrellado que vemos noche a noche.
Lo cierto es que llegar a este punto, en el que casi casi podemos vivir la atmósfera de Marte, un camino grande se tuvo que recorrer y como sucede con todos los grandes hitos de la historia, es necesario conocer el pasado, para entender el presente y proyectar el futuro.
Así son las auroras de Júpiter captadas por el telescopio James Webb
Aunque los experimentos con cohetes iniciaron casi junto a la invención de la pólvora en China, no fueron estos personajes los que los llevaron a nuevos horizontes: El peruano Pedro Paulet, construyó en 1897 el primer motor cohete.
En la misma línea, Konstantin Tsiolkovsky diseñó, en 1902, en Rusia, una nave a retropropulsión, tomando como fuente de inspiración al trabajo que el propio Paulet había desarrollado unos años antes.Por último, fue el estadounidense Robert Goddard, quien en 1912 tomó los trabajos realizados por ambos personajes anteriormente mencionados, para construir cohetes impulsados por combustible líquido; y el éxito de su trabajo fue tal, que incluso varias de sus ideas son usadas hasta la fecha.
Unas décadas después, en los tiempos de la Alemania Nazi, muchos científicos de aquella nación se concentraron en la creación el misil V-2. Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, muchos de estos …