Era una tarea ambiciosa que terminó quedándose en algo mejor, un sistema para ayudar a gente con poco conocimiento tecnológico a resolver sus dudas.
La idea de partida era bonita, pero del todo imposible para una pequeña tecnológica que apenas había echado a andar: cambiar el impacto negativo que tiene la tecnología en el mundo en lo que a medio ambiente y derechos humanos se refiere.
En 2015, el grupo fundador, abordaba la cuestión de cómo influir en el sector y mejorar la situación. En Suecia, cuna de la compañía, TechBuddy se ponía como reto el poner su sello de calidad en todos aquellos productos que tenían en consideración al ser humano y al mundo. ¿Cómo decirle al gigante Apple que se busca colocar su etiqueta de calidad en alguno de sus productos? Independientemente de lo que esto supone para cualquier tecnológica en términos de fabricación y costes, además de burocracia y otras cuestiones, la idea es del todo imposible. TechBuddy nacería muerta antes, si quiera, de dar cualquier pequeño paso. Había que cambiar de modelo de negocio; o, mejor dicho, crear un modelo de negocio."Hoy en día vemos una necesidad clave que viene de que los productos electrónicos cada vez hacen más cosas y muchas personas se sienten fuera o que se quedan atrás. La tecnología no tiene que ser difícil y está hecha para que se pueda usar sin problemas, pero hay veces que la gente lo identifica como un reto".
En palabras de Marc Miralda, jefe de operaciones …