El caso de Justice League es un caso peculiar que, más allá de que tan mala o buena sea la película, habla de las decisiones corporativas por encima de una visión artística y de la manera en que la presión del público puede lograr que un artista entregue la versión original de su obra, aún si ello involucra inyectar decenas de millones de dólares que en realidad no estaban proyectados.
La historia es conocida por cualquier persona al tanto de DC Comics. Luego de que Zack Snyder se viera orillado a dejar la dirección de Justice League durante la etapa de postproducción tras el suicidio de su hija, Warner Bros. designó a Joss Whedon, responsable de las dos primeras Avengers, en la silla de director.
El producto resultante fue estrenado en 2017 y se ganó el rechazo de los fans de DC, quienes comenzaron a exigir a Warner que le permitiera a Snyder terminar su visión original. Todo parecía un caso típico de fanaticada molesta, pero en mayo de 2020 el estudio autorizó 70 millones de dólares al cineasta para que concluyera su trabajo y lo estrenara el 18 de marzo de 2021 a través de HBO Max.

Zack Snyder’s Justice League es el nombre oficial de este corte que dura cuatro horas y cuyo presupuesto extra se destinó a terminar efectos visuales, a la composición de una nueva banda sonora, a editar y al rodaje de escenas adicionales.
Ante la situación de incertidumbre por la pandemia, Warner Bros. anunció que su estrategia …