Mi corazón latía a mil por hora y la ansiedad se apoderaba de mis cinco sentidos y ni siquiera había una mínima puerta a la lógica. Quien tiene un perro sabrá de sobra lo que es perderlo. Es como un hijo. Yo llevaba un cuarto de hora buscando a Toby y no había rastro de él. Llevaba puesto un AirTag en el arnés, pero la app 'Buscar' del iPhone no me arrojaba respuestas. La tecnología fallaba en el peor momento. Hasta que comprendí lo que estaba pasando.
El AirTag no es un GPS. De hecho, Apple no recomienda usar un AirTag en mascotas, pero como ya había visto casos de éxito en los que se han llegado a localizar perros gracias a ellos, no me pareció mala idea colocarle uno al mío. Pero fue un error fiarlo todo a ello.
Primeros días: el AirTag va bien con Toby
Configurar un AirTag es de lo más sencillo, así que apenas habían pasado dos minutos desde que lo saqué de la caja cuando mi perro ya llevaba el AirTag en su arnés (con su respectivo llavero, claro, dado que el diseño del AirTag impide adherirlo sin un accesorio adicional).
Durante los primeros días estaba en la ciudad y llovía mucha, así que apenas dejé suelto a Toby como para comprobar la valía del AirTag. La primera prueba de fuego se produjo el fin de semana, cuando fui a casa de mis padres en la idílica sierra …