Seguramente alguna vez has recibido un paquete de Amazon, Mercado Libre o cualquier otra tienda con un artículo frágil y, en su interior, además del producto, has encontrado un plástico particular. Ese plástico transparente que tiene textura como pequeñas montañas y que si aprietas con un poco de fuerza, explotará.
Para muchos, aún adultos, esto es un premio doble, ya que, en lo que desempacan todo su producto, las pueden apretar y disfrutar de ese sentimiento de satisfacción. Es como si hicieras una micro tarea que te da la suficiente "microfelicidad" como para repetirlo una y otra y otra vez. O por lo menos hasta que se acaben las burbujas.
Qué son los plásticos burbujas y para qué sirven
El plástico de burbujas, también conocido como film alveolar, es un material de embalaje bastante flexible y hecho de dos capas de plástico. Casi siempre es una combinación de polietileno que atrapan aire en pequeñas burbujas entre ellas y que actúan como amortiguadores para proteger los productos de golpes, vibraciones o posibles arañazos durante su estancia en bodegas o manejo por parte de paquetería.
Aunque es más sorprendente que una bolsa de plástico convencional, no deja de ser material de plástico con origen en el petróleo. En específico, este plástico se obtiene de sellar mediante calor dos láminas del mismo material, una de ellas texturizada con burbujas, atrapando el aire dentro, y otra plana para darle forma a toda la lámina o pliego.
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