Publicado originalmente en Xataka
Mucho se habla acerca de la figura de Satya Nadella, consejero delegado de Microsoft, y de cómo su gestión ha sido clave en el crecimiento del grupo en el mercado. La empresa estadounidense está en la cresta de la ola, pues se ha convertido en la compañía más valiosa del mundo a base de un negocio poderoso en el ámbito de la nube y una fuerte apuesta por los servicios corporativos.
No obstante, detrás del resurgir de Microsoft hay una persona que ha sido igualmente crucial y que no acapara tantos focos: Amy Hood, directora financiera y vicepresidenta ejecutiva de la compañía.
Hood es responsable de dirigir la organización financiera mundial de Microsoft, incluidas las adquisiciones, las actividades de tesorería, la planificación fiscal, la contabilidad y los informes, así como la auditoría interna y las relaciones con los inversores. Hasta aquí todo normal, salvo por un detalle que lo cambia todo: Hood es una chief financial officer (CFO) atípica.
Más allá de los números: la importancia del EVP
"Mi función es hacer de Microsoft un lugar que nuestros clientes, socios y empleados quieran elegir todos los días", aseguró Hood en el Fortune’s Most Powerful Women Summit que se celebró en California el año pasado. "Si haces eso, también creas la cultura que quieres".
Para la ejecutiva, su trabajo como CFO no es simplemente aportar conocimiento financiero, aunque eso fuera lo que pensaba hace seis años cuando asumió el cargo. Durante esta …