Faye Flam arroja algo de luz sobre una famosa cuestión que enlaza conceptos tan sutiles como la «inteligencia» y «el éxito económico», que suele enunciarse popularmente como: «si eres tan listo, ¿por qué no eres rico?» Este auténtico cierra-bocazas tiene algo de falaz, pero mucho más de trasfondo, y ahora la ciencia explica cómo puede analizarse con datos.
La cuestión no es trivial, y tiene mucho que ver con cómo se defina «ser listo», que la gente suele asociar con «ser inteligente», pasando de ahí a diversas formas de medir la inteligencia, como el famoso cociente intelectual. El «éxito», por otro lado suele medirse en términos económicos (que no de felicidad, plenitud en la vida u otro tipo), por lo que se acaba llegando a la conclusión, para nada correcta, de que «ser inteligente» implica lógicamente «ser rico».
La realidad de los datos es bien distinta: aunque la gente cree que las personas de mayor C.I. ganan más dinero (entre un 25 y un 50% más que la media) la influencia es mucho más pequeña, del orden de un 1 o 2%, algo apenas apreciable.
Por otro lado en la vida real hay factores como la infravalorada suerte y otro muy relevante: la personalidad, que hace que factores como la diligencia, la perseverancia y la autodisciplina influyan mucho más que la pura inteligencia en cuanto a los resultados económicos del individuo. Por no hablar de todo tipo de conductas, actitudes, adicciones o trastornos que pueden influir en diversas épocas del …