Cuando Microsoft presentó oficialmente Windows 11, una de las funcionalidades del mismo que destacó específicamente la compañía fue la de Auto HDR, que permite que los juegos basados en DirectX 11+ rendericen una gama mucho más amplia de brillos y colores, otorgando así una mayor profundidad a las imágenes… que sólo puede apreciarse, claro, si contamos con un monitor HDR.

Esta promesa fue una más en la larga lista de funciones que convenció a miles de usuarios de ser de los primeros en probar el nuevo sistema operativo.

Sin embargo, muchos otros se mantuvieron a la espera, conocedores del hecho de que en estos casos muchos bugs terminan saliendo a la superficie en los primeros meses, y prefiriendo abandonar Windows 10 sólo cuando aquellos estuvieran definitivamente solventados.

Y precisamente ha sido un bug relacionado con los monitores HDR lo que ha reconocido ahora Microsoft. Los ingenieros de Redmond reconocen que

"es posible que algunos programas de edición de imágenes no muestren los colores correctamente en ciertas pantallas HDR [de tal forma que] los colores blancos podrían mostrarse en amarillo brillante u otros colores".

En Genbeta

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