Durante décadas, nadie se animó a explorar completamente uno de los agujeros marinos más inquietantes del planeta. Pero finalmente un grupo de exploradores descendió y reveló lo que hay allí abajo: estalactitas gigantes, rastros prehistóricos y algo mucho más perturbador. Lo que hallaron bajo las aguas de Belice es tanto un tesoro geológico como una advertencia inquietante.