El Galaxy S7 edge y el S6 edge, y su hermano mayor, pese a que es más joven, el S6 edge+. Por fuera parecen casi idénticos a simple vista, pero si los miramos más de cerca, las diferencias empiezan a hacerse patentes. Si miramos por dentro, las novedades se acentúan. Veámoslas una por una.
La cámara ya apenas sobresale. Si en los S6 sobresalía 1.6 milímetros de la carcasa posterior, en el Galaxy S7 está prácticamente integrada por completo en el cuerpo, ya que sólo sobresale 0.46 milímetros, una cantidad mucho menor que deja un terminal más integrado, con una cámara más discreta... pero aún mejor. Pero eso lo vemos en el siguiente punto.
La cámara es aún más luminosa. Su apertura pasa de f/1.9 a f/1.7, lo cual le permite obtener fotos hasta un 25% más brillantes. Y no sólo eso: gracias a una apertura tan grande, es posible obtener fotos donde la profundidad de campo pasa a otro nivel. El fondo queda muy desenfocado respecto al objeto que queremos enfocar. En esta captura donde se compara una misma imagen fotografiada con un Galaxy S7 edge y un iPhone 6s Plus (con apertura f/2.2) podemos comprobarlo de forma muy visual.
Conectividad aún más rápida. El Galaxy S7 edge ahora es capaz de soportar conexiones con velocidades espectaculares: hasta 450 Mbps (Cat9) de descarga y 150 Mbps de subida. También es compatible con WiFi 802.11ac con redes de 5 GHz, y la tecnología carrier aggregation, que está dando sus …