Como amantes de este medio, verle el lado romántico a los videojuegos puede ser algo muy natural y por supuesto, completamente necesario; sin embargo, es probable que esto se convierta en arma de doble filo, pues fácilmente podemos perder el horizonte y caer en actitudes ingenuas al olvidar que estamos hablando de una industria que depende enormemente de factores financieros y económicos. En este aspecto, Nintendo ha tenido un complicado camino en los últimos años gracias al fracaso comercial que representó el Wii U (con todo y su fantástico catálogo de exclusivas), asunto que no ha frenado a mentes como la de Shigeru Miyamoto de darse lujos tan sensacionales como lo es Star Fox Guard.