Conforme los videojuegos han ido evolucionando como medio, sus géneros se han ido diluyendo y borrando gracias a nuevas propuestas que combinan un montón de elementos para entregar experiencias que sientan nuevas. Lo anterior es completamente natural y hasta necesario, sin embargo, de vez en cuando es inevitable sentir nostalgia por aquellos títulos que se sentían mucho más puros. En 2010, un juego llamado Amnesia: The Dark Descent puso sobre la mesa la idea de tener un survival horror autentico, pero con una perspectiva en primera persona que de alguna manera, hacía sentirnos de regreso y a la vez, enfrente de algo nuevo y fresco. Dicho camino fue retomado por Outlast en 2013, teniendo resultados sobresalientes que incluso influenciaron al gran Resident Evil 7. Ahora nos llega Outlast 2 con la misión de demostrar que este es el camino que debe seguir uno de los estilos de diseño más queridos por los fans.