Crear un género o al menos reinventarlo, es una de las proezas más grandes a las que cualquier desarrollador de videojuegos debe aspirar. A inicios de 2009, el mundo recibió Demon’s Souls, juego que a pesar de todas las innovaciones que trajo a los RPG de Acción, pasó un tanto desapercibido gracias a su casi nula campaña publicitaria. Por supuesto que poco a poco, su nombre se comenzó a conocer en todos los niveles. Un par de años más tarde, Dark Souls nos dejó claro que FromSoftware era un estudio de elite del que se debía hablar más y luego de haberse mantenido con paso sólido, llega Dark Souls III para demostrar cómo es que un videojuego moderno debe comportarse.