Por más que tengas a tres o cuatro estudios trabajando en ella, lanzar un juego anual de una misma franquicia tiene ciertas consecuencias no tan positivas entre el público entusiasta de algo como los videojuegos, sobre todo si el concepto que has presentado durante los últimos años, se siente sumamente desgastado y hasta fuera de control en ciertos puntos. Lo anterior generó una enorme cantidad de prejuicios -por no decir odio- cuando Call of Duty: Infinite Warfare fue revelado, asunto que se potenció con el movimiento supuestamente innovador de su más cercano competidor (Battlefield 1) y que seguramente, frenará a muchos de disfrutar de una de las mejores entregas de esta saga en bastante tiempo.