Imagina que Apple, conocida por su ecosistema cerrado, decide llevarlo al extremo, cerrar la App Store e impedir que usemos cualquier herramienta de terceros. Estaríamos obligados a usar el Mac únicamente con apps propias de Apple y eso me genera tanta curiosidad como vértigo.

Es un reto autoimpuesto con el fin de comprobar si, en pleno 2025, es posible depender únicamente del ecosistema nativo de Apple para trabajar y gestionar mi día a día sin echar de menos las muchas herramientas externas. Una especie de experimento minimalista para entender qué tan lejos ha llegado Apple con su propio software... y dónde necesita mejorar.

Por qué este experimento y por qué ahora

La idea de hacer este experimento llevaba tiempo rondándome la cabeza, pero no encontraba el momento adecuado para llevarlo a cabo. Siempre tenía entregas pendientes, tareas urgentes o proyectos de cualquier tipo que no me permitían prescindir de mis herramientas habituales. Pero el motivo se resume fácilmente: curiosidad.

Quería comprobar hasta qué punto dependo de las apps de terceros. Y más ahora, que estamos a las puertas de un macOS 16 con el que podría redefinir muchos patrones gracias a la inteligencia artificial.

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