Fanáticos de la historia, adictos al crack y mentirosos compulsivos que se creen estrellas de rock. Estos son solo algunos de los raros, pero muy familiares personajes de una comedia británica que todos deberían ver al menos una vez en la vida.
Sin embargo, la genialidad de Peep Show no sólo yace en su extraña forma de producirse desde la perspectiva de cada uno de sus decadentes personajes, sino en su genial guión escrito por sus actores protagónicos David Mitchell y Robert Webb, con ayuda de los increíbles Jesse Armstrong y Sam Bain.
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Las situaciones de esta comedia son tan cotidianas, que a pesar de suceder principalmente en las afueras de Londres, te identificarás con cada una de ellas gracias a sus brutales diálogos, sin importar lo crueles, extraños y pesimistas que puedan ser.
Cada personaje, desde Mark, un antisocial adicto a la historia y a los libros de fantasía, hasta el legendario Super Hans, adicto al crack sin remedio que no duda ni un segundo en traicionar a su (tal vez) único amigo, Jeremy, tienen momentos que se tatuarán con tanta intensidad en tu cerebro, que acabarás citándolos en tu vida diaria.
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La trama es sencilla y completamente mundana: Mark, un administrador de préstamos medio enamorado de su jefe, comparte un horrible departamento con su amigo de la universidad, Jeremy, que como no tiene trabajo (porque a pesar de creerse el mejor músico de la historia, nadie "lo descubre"), se la pasa en casa fumando marihuana y teniendo sexo casual con las mujeres …