Nos movemos más que nunca por el mundo, pero no queremos renunciar a nada. Este poder de la inmediatez empujó la fotografía con el móvil a las cotas a las que está ahora - con resultados comparables hoy en día a cámaras profesionales, algo que ya no sorprende a nadie.
Con los videojuegos también está pasando, sobre todo cuando la potencia de los dispositivos ha crecido enormemente en los próximos años. En el iPhone, todo comenzó en la 2008 con la llegada de la App Store: la potencia del nuevo teléfono inteligente de Apple nos dejaba completamente alucinados cuando en una keynote exclusivamente centrada en el primer SDK para el iPhone, Scott Forstall y Ethan Einhorn (de SEGA) mostraban el primer juego en 3D que además hacía uso del acelerómetro, Super Monkey Ball.
Las primeras reacciones fueron rotundas. Aquello no parecía un juego de teléfono tradicional, sino un juego completo de consola. Muchos pensaron que se había subestimado el dispositivo y que la llegada de la App Store y las grandes compañías darían un nuevo sentido al dispositivo en los próximos años. Desde entonces, nuestros iPhone y iPad están repletos de juegos - sólo que para disfrutar algunos de ellos al máximo, el limitante es precisamente la pantalla. Si nos tomamos en serio los videojuegos en estos dispositivos, también necesitamos un mando físico a su altura.
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