Un estudio reciente plantea una hipótesis inquietante: si estallara una Tercera Guerra Mundial o una catástrofe global, solo unos pocos países tendrían condiciones reales para sobrevivir y mantener la civilización. La clave está en la ubicación, los recursos y la neutralidad. Algunos territorios, incluso de Sudamérica, aparecen mejor posicionados de lo que se cree.