La era del libro electrónico de masas se acabó, pero la tinta electrónica no está acabada.
Hace unos años, bastantes ya, la tinta electrónica estaba de moda y se consideraba una tecnología imprescindible para concebir el futuro. Esta visión tenía sentido, ya que los libros electrónicos irrumpieron con gran velocidad. Tanta que comenzaron los debates sobre cuánta vida le quedaba al libro tradicional. Pero poco más tarde empezaron otras dos tendencias que a su vez conducen directamente a una actualidad en la que compañías y público se preguntan su sentido. Supusieron el entierro de su sueño, y son fáciles de identificar: por una parte, la llegada de las tablets, y por otra, poco después, el crecimiento del tamaño de pantallas en los smartphones.
Como reproductores MP3, cámaras digitales o navegadores GPS, el libro electrónico ha perdido porque sus funciones caben en el smartphone. Siendo así, ¿qué futuro le queda a la tinta electrónica?
Lo primero que hay que tener en cuenta para saber futuras aplicaciones es reconocer lo que hace y siempre hará, pese a sus limitaciones, especial a la tinta electrónica: su consumo es ínfimo, y si se trata de imágenes sin movimiento, no ínfimo, sino inexistente. Debido a esto, los wearables son buenos candidatos para seguir experimentando. No necesitan mostrar información con refresco continuo, sólo mostrarla indefinidamente.
El libro electrónico quedará para el nicho tras las tablets y los smartphones, pero la tinta electrónica tiene incluso mejores usos
Otro uso mostrado recientemente han sido o bien smartphones con dos pantallas, una LCD y …