Me encontré con pocas horas de diferencia el vídeo Nobody Shares Anymore de Mike Rugnetta y la anotación Las redes sociales y el fin de una era de Enrique Dans. Ambos hablan de cosas a las que llevo un tiempo dándole vueltas.
En el vídeo, Mike habla de cómo hace diez años, cuando abrió su cuenta de Instagram, el énfasis estaba en compartir. Fuera lo que fuera lo que entendíamos como compartir. Habla también de cómo el propio Mark Zuckerberg –Facebook compró Instagram una semana después de que Mike abriera su cuenta– insistía mucho en el concepto de compartir. Lo vendía como una oportunidad para que todas aquellas personas que participábamos en las redes mejoráramos compartiendo nuestros contenidos y lo que sabíamos, a la vez que hacíamos lo propio con lo compartido por otras personas.
Pero, dice, ahora la palabra compartir está completamente ausente –o casi– de las descripciones de las apps y de las de los servicios más populares. Él atribuye el cambio a dos cosas: por un lado, a las empresas ya les importa un pimiento lo que compartes; les da absolutamente que sean contenidos originales o de calidad. Su única métrica –y con los algoritmos qué deciden qué vemos hemos topado una vez más– es que generen tráfico y por ende dineritos. Así que se dedican a promocionar lo polémico o escabroso o escandaloso, o una combinación de todo lo peor siempre que genere tráfico. Algo que sólo beneficia a quienes buscan cierto tipo de fama y …