Alfonso Cuarón está llorando. Quiere que las cadenas de cine grandes de México pongan en sus carteleras su nueva película, Roma, pero no quieren, porque no se ajusta a sus reglas.
“¡Malditas cadenas de cine que no aman México!” es el clamor popular de los cinéfilos nacionales, que quieren quemar los complejos de Cinemex y Cinépolis de todo el país. Pero, ¿realmente son ellos los culpables?
Netflix hizo la invitación a estas dos cadenas para que pasarán Roma en sus salas a partir del 21 de noviembre, pero no hubo respuesta. Y luego Cuarón se puso a chillar, afirmando que muy poquitas salas pasarían su película, minimizando el esfuerzo de muchas salas de arte del país, incluidas las de la Cineteca Nacional, la UNAM, universidades estatales y muchísimas privadas. Todas ellas le abrieron sus puertas. Además de muchas otras que fueron rechazadas, supuestamente por no contar con las especificaciones técnicas requeridas para la proyección adecuada de la cinta.
Luego de varios días de polémica, sólo Cinépolis contestó, afirmando que, aunque reconocían la importancia da Roma, la película no se ajustaba a sus políticas de exhibición, las cuales dictan que las cintas que se exhiben en la cadena tienen que tener 90 días de exclusividad antes de pasar a otro formato. E incluso le proponen a Netflix estrenar Roma a partir del 29 de noviembre en 75 ciudades del país y, aparte, donar 50% de la taquilla a organizaciones civiles (una petición que han cumplido las salas que exhiben Roma). Hasta ahora Netflix no …