Una vez Bill Gates resumió con su audacia habitual su relación con Steve Jobs: "Yo era como un mago menor porque lanzaba hechizos y veía a la gente hipnotizada, pero como soy un mago menor, los hechizos no funcionan conmigo". Esta frase, recogida en Bloomberg por Ros Krasny, nos da la clave de cómo veía a su amigo y rival, el CEO de Apple: como un alto hechicero, un mago arcano de gran poder. Gates nunca se sintió embaucado por su magia, pero podía intuir su influencia en el resto.
Esta es una de las pautas sobre las que orbita el "campo de distorsión de la realidad", un concepto de psicología nacido en los 80 en el entorno de producción del primer Macintosh, el Macintosh 128K, lanzado el 24 de enero de 1984. El primer ordenador personal comercializado, el primer todo-en-uno aterrizado con gran éxito, de tamaño contenido y sobrada potencia.
Hoy podemos afirmar con calma que aquel fue pionero en usar GUI (interfaz gráfica de usuario), incluía un cómodo ratón en vez de comandos y un puñado de apps que transformaban en visual (System 1, basado en LisaDesk) algo que hasta entonces había sido un abismo de oscuridad. Sin embargo, lograr que este ordenador fuera un éxito implicó superar retos que se consideraban imposibles.
Qué es el campo de distorsión de la realidad
Podríamos decir que el "campo de distorsión de la realidad" es, grosso modo, una forma de ejercer influencia sobre otra …