En 2019, Samsung dio a conocer su primer smartphone de pantalla flexible, el Galaxy Z Fold. En ese momento estos teléfonos eran apenas prototipos o experimentos de marcas sobre todo asiáticas o rusas cómo Royole, que se podían ver en exhibición en ferias como CES o Computex; sin embargo, esta fue una de las primeras aproximaciones comerciales masivas de los foldables.
Huawei también lanzó su propia versión de smartphones flexibles ese año; LG y Motorola le siguieron con algunos modelos más adelante; no obstante, estos primeros pasos en el mercado de los flexibles fue rocoso en experiencia de uso, materiales empleados, aprovechamiento real de pantallas y resistencia.
Sin embargo, ahora dos años después, y ya con varias existencias de estos modelos en el mercado, analistas estiman que su uso clave puede aprovecharse sobretodo en experiencias de productividad o entretenimiento de mayor inmersión, dado el empuje que la pandemia por el COVID-19 ha tenido en este sentido, pero solamente se logrará si los fabricantes consiguen bajar los precios.
Counterpoint Research, estima que el mercado de smartphones flexibles crecerá 10 veces para 2023, y que el auge de estos modelos puede centrarse en usuarios premium pero también en foldables con un enfoque más joven.
Maurice Klaehne, analista senior de Counterpoint Research ve a Samsung como el posible ganador de este segmento de foldables ligeros, pensando en el modelo Flip de la marca.
“Los teléfonos flexibles permanecen como una categoría muy cara, incluso con un plan de pagos mensuales, pero smartphones flexibles más …