El papel de las redes sociales es esencial para los grupos terroristas. En el crecimiento de los servicios asociados a Internet, los extremismos ven una fuente de valor incalculable para su absurda guerra.
El otro día fue Londres. Un poco antes, Manchester, Milán, París... pero también, Maiduguri, Lahore, Beirut, Yakarta... el pasado mayo el mundo sufrió 134 atentados yihadistas documentados a lo largo de veintitrés países, dejando como resultado más de un millar de fallecidos, según informaban desde el Observatorio Internacional de Estudios sobre Terrorismo (OIET). El terrorismo parece conseguir en cierta medida su propósito: aterrorizar. Y con ello dividir y confundir. La horrible "yihad 2.0" de la que se hacen eco los medios se ha extendido gracias, en parte, a las nuevas tecnologías. Los terroristas inmersos dentro de esta vorágine de sinsentido se apoyan en las redes sociales para difundir su mensaje de odio y violencia. Aun años después de muertas, algunas figuras todavía aparecen en los vídeos alentando a provocar más daño. Pero al igual que la posibilidad de extender el mensaje, las redes sociales tienen la capacidad de contrarrestarlo.
La herramienta preferida por el terrorismo
Cuando hablamos de terrorismo, hay que dejar claro, por si a alguien le quedan dudas, que no sus integrantes son gente demente pero no tonta, cuyos ataques no son aleatorios o puntuales. Las organizaciones terroristas contemplan y poseen un modus operandi y un entrenamiento disciplinario. No hablamos del entrenamiento militar, sino el propagandístico, una de las herramientas más potentes empleadas por los grupos radicales. La …