Tres personas entran a un bar a las 9 de la noche, conversan por unas tres horas, conocen a otras tres personas y se despiden con la intención de seguir en contacto en el futuro. Si imaginamos que el bar es como una aplicación de mensajería, si fuese WhatsApp, nadie sabría de qué hablaron todos, pero si se sabría quiénes hablaron con quién, cuándo, cuantas veces, por cuanto tiempo, los nombres que usaron, si habían hablado antes, si pertenecen a los mismos grupos, sus números de teléfono, y a quién más conocen todos.
Si el bar fuese Signal, lo único que se sabría es cuándo alguien entró y cuándo se fue. No se sabría la cantidad de veces que lo hizo, ni con quién habló, ni a quién conoce, ni si se reunieron, ni cómo se veían, ni si se habían visto antes, ni quién pagó ni con qué lo hizo.
Cuando cifrado no es lo mismo que privacidad
Si bien WhatsApp dio un gran paso al añadir cifrado de extremo a extremo a las conversaciones de la aplicación, curiosamente usando el mismo protocolo de cifrado de Signal, no podemos confundir el hecho de que Facebook no pueda leer nuestros chats con una idea real de privacidad.
No solo lo que escribimos en un chat es información valiosa, y en el caso de WhatsApp esa es la única información que está cifrada. Hay otro montón de datos asociados a un …