La apertura del sistema de cross-play de Microsoft es una gran noticia para los jugadores, pero también un órdago demasiado grande para la competencia cuyos jardines vallados son su ventaja competitiva.
Microsoft nos sorprendía a todos con un movimiento más que acertado en su nuevo new-age de ir hacia la plataforma en vez de hacia el dispositivo. La apertura de su cross-play a otras plataformas, además de su nueva aventura conjunta con el PC, esta vez de forma seria y llevado títulos de gran calado, puede suponer un antes y un después en el sistema de plataformas competidoras disponibles hasta ahora, y digo puede por la sencilla razón que para que se dé no solo basta el buen hacer de los de Redmond, también es necesario un factor que está fuera de su alcance y que es determinante: que terceros necesarios en la industria vean este movimiento con los mismos ojos que Microsoft. Y eso es lo complicado.
No es ningún secreto que la guerra de consolas sigue latente, y sigue latente no solo por el fanboyismo de los usuarios, también por las políticas comerciales y estratégicas de las grandes compañías. La eterna duda del PC vs la consola, del coste de oportunidad en forma de exclusivos con el que se intenta vender el hardware, y que a pesar de este movimiento de Microsoft, seguirá siendo la ventaja competitiva de aquellos que no ven en el PC o en el resto de la plataforma una alternativa y una oportunidad. Y, pese a …