Un zumbido te despierta justo a punto de conciliar el sueño. Enciendes la luz y nada. El proceso se repite de forma exasperante hasta que por fin localizas a la condenada alimaña posada en la pared. Tu descanso está en juego y solo tienes esa oportunidad. Calculas mentalmente la trayectoria del golpe mientras desearías tener un arma infalible capaz de fulminarlo sin fallar. ¿Por qué nadie ha inventado todavía un láser contra mosquitos?Read more...