El 14 de septiembre de 1882 se iluminó una de las primeras calle del mundo, Pearl Street, en Nueva York, de la mano de Thomas Alva Edison, marcando el inicio de la era de la electricidad que inundaría el mundo. Esto ocurrió hace solo 142 años, y no fue sino hasta hace unos cuantos años que ciertas regiones del mundo comenzaron a preguntarse: ¿altera el alumbrado público nocturno la vida silvestre de nuestra comunidad?
Es precisamente por esta razón que en el municipio de Gladsaxe, Dinamarca, se han remodelado una gran cantidad de farolas para proyectar luz roja durante la noche con el propósito de cuidar a los murciélagos y otras formas de fauna nocturna.
Las luces que iluminan ciertos caminos de Gladsaxe ya no emiten un cálido y brillante color, sino un frío y hasta tenebroso rojo. Aunque este escenario pueda parecer siniestro, en realidad crea un ambiente más amigable para muchas especies de murciélagos. Sin embargo, las carreteras y vías principales por donde transitan personas durante la noche seguirán siendo iluminadas por luces comunes.
Noches en rojo
Luces rojas en Nieuwkoop.
Este enfoque tiene precedentes, ya que Nieuwkoop, una ciudad neerlandesa, ya ha implementado esta práctica. Según lo compartido por Maurice Donners, científico y especialista en Signify, empresa anteriormente conocida como Philips Lighting y encargada de iluminar en rojo Nieuwkoop, este color no afecta la visibilidad ni el comportamiento de los murciélagos.
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