Probablemente algunos de vosotros ya no entendéis la vida sin móvil, pero para alguien como yo que ya pasa de los cuarenta esto no siempre ha sido familiar. Eso significa que he vivido todas las épocas: pasar de no tener móvil en el día a día a comenzar a incorporarlo. Hasta la llegada de los teléfonos inteligentes, los primeros móviles no los llevábamos siempre encima. "Solo para emergencias", decíamos al principio. Pero también para enviar mensajes SMS, la "killer feature" de aquella época.
Antes de los smartphones, era difícil ver un teléfono en la playa: ahora es raro no llevarlo... pero hay que tomar precauciones
Estos primeros móviles no los solíamos llevar a la playa. Algunos eran pesados, se estropeaban con facilidad y realmente, no nos servían para nada mientras estábamos allí. Sólo quizás si esperábamos alguna llamada importante o si después lo pensábamos usar. Fue cuando llegó el iPhone - en mi caso, mi primer smartphone - cuando te empezabas a plantear como usarlo en situaciones cotidianas donde antes no llevabas un dispositivo así. A los que habéis crecido en la era post-smartphone os costará entenderlo. Me refiero a situaciones como "¿Entro el móvil a clase o no? ¿Y a la playa?".
Me interesa hablar de la última pregunta: obviamente los teléfonos con SMS no iban a ser de gran utilidad, pero con la llegada del iPhone, navegar por Internet (a la Internet de verdad, no a la "baby internet" del WAP), jugar a juegos, hacer …